Se ha observado un número significativo de pacientes que siguen presentando disnea después de la COVID-19 aguda; sin embargo, al realizar estudios imagenológicos y las pruebas de función pulmonar, los resultados son normales. Según una investigación publicada en la versión electrónica del Journal of the American College of Cardiology, es probable que los pacientes con este cuadro clínico presenten alteraciones respiratorias y circulatorias que solo son detectables con la prueba cardiopulmonar de ejercicio (PCPE). De esta manera, en una población de 41 pacientes se encontró mediante la prueba cardiopulmonar de ejercicio que la mayoría de ellos tenían afectaciones circulatorias y de los patrones ventilatorios. Además, casi la mitad también cumplía los criterios para encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica. Sin embargo, las guías actuales para evaluar a los pacientes con COVID-19 persistente recomiendan realizar solo pruebas de ejercicio breves y la prueba cardiopulmonar de ejercicio no está disponible en todas partes, además, genera una gran cantidad de datos que pueden ser difíciles de interpretar. Aun así, tales pruebas están especialmente justificadas pacientes relativamente jóvenes y que se encontraban sanas, pero en las que persisten síntomas tras casos menos graves de COVID-19 y que pueden no haber necesitado hospitalización.
Palabra clave: COVID-19, secuelas, alteraciones circulatorias, prueba cardiopulmonar de ejercicio,